lunes, 2 de noviembre de 2009

Nessun dorma


La última vez que la vio estaba en el puente, era otra fría tarde de Noviembre. Toda ella una gran duda envuelta en aquel eterno abrigo rojo, apoyada en el pretil y con la mirada perdida en las aguas del rio que tantas historias conocía.
Cuando supo que estaba detrás suyo se volvió. La sonrisa torcida y el brillo húmedo de sus ojos predecían el temido desenlace. Ella sacó la mano del bolsillo del abrigo y le entregó una pequeña figura de un ángel de cabellos rubios tallada en madera. Al sentir el tacto de aquel objeto notó que el aire en sus pulmones se congeló. Quiso abrazarla, pero ella se giró y dejando atrás su peculiar aroma a cereza y manzana, se alejo lentamente.
Él, incapaz de moverse, la siguió con la mirada hasta que su dorada melena se perdió en la bruma.

3 comentarios:

  1. Vamos bien! Luz invernal! Luz de corazones abiertos! Por cierto ya te he recomendado en mi blog!

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  2. Bien, Mikel! Tu prosa sigue siendo cinetamográfica. ¿La fotografía también es tuya?

    Julia Fdz. Tellechea del Taller de la Universidad de navarra

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  3. Sí, las fotos son mías. Pensé que este sería un buen lugar para compartirlas.Un saludo!

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