Días extraños

Días extraños estos últimos que nos han tocado vivir. Pendientes de un otoño que se hace el remolón, llegan por fin las primeras lluvias, y con ellas largas tardes de melodias de una adolescencia silente que germina con los charcos.
Y es precisamente en este momento de recuerdos grisáceos cuando las noticias envenenadas irrumpen en la calidez norteña emponzoñando los sueños de cristal.
Días extraños que tenemos la suerte de vivir.

1999

Noche de concierto, un cosquilleo en la boca del estómago, el alma saca la gomina para peinarse una cresta y los viejos tatuajes recuperan su antiguo brillo.

Viaje relámpago a 1999 con buenos anfitriones y mejor compañía. Más de dos horas de intensas emociones que uno desea que no acaben cuando se asome el sol y se desnuble la vista.

Gracias LOL por ese buen rato, por preocuparos por las sonrisas, por hacer que ciertas cosas todavía merezcan la pena. Espero que volvamos a viajar juntos pronto, yo voy haciendo la maleta.